viernes, julio 26

IMPORTANCIA DE UN BUEN DESAYUNO



Una alimentación saludable aporta la cantidad de energía (calorías) y nutrientes que necesitamos para crecer y mantenernos sanos. Incluye una variedad de alimentos que debemos consumir a lo largo del día.

Es necesario realizar 4 comidas en el día (desayuno, almuerzo, once y cena) ayudará a que podamos distribuir estos alimentos y cumplir con nuestras necesidades nutricionales.


Es importante saber que desayuno es fundamental ya que después de 10 ó 12 horas de ayuno necesitamos energía y nutrientes para realizar nuestras actividades diarias.


La falta de desayuno provoca fatiga y pérdida de energía. Cuando no tomamos desayuno es muy difícil  estudiar, concentrarse, jugar y realizar actividad física.


Estudios científicos demuestran que los niños que no desayunan tienen un menor rendimiento escolar, debido a la falta de glucosa, que aporta la energía necesaria para el buen funcionamiento del cerebro.
Es bueno organizar nuestro tiempo para tomar un buen desayuno, ojalá en forma relajada y en familia. Cuando hablamos de un buen desayuno, nos referimos a un desayuno que contenga leche o yogur (de preferencia descremados), pan o cereales y fruta o jugos de fruta. También puede incorporar otros alimentos como huevo, quesillo, frutos secos o palta.


A continuación algunos ejemplos de lo que llamamos un buen desayuno:


Opción 1
1 vaso (200cc) de leche descremada con plátano (s/azúcar)+ 2 rebanadas de pan de molde integral con quesillo.


Opción 2
1 ensalada de frutas+ 1 tazón de leche descremada con avena (250cc).


Opción 3
½ pan marraqueta con palta+ 1 tazón de leche descremada sabor  chocolate (250cc).


BENEFICIOS
Los principales beneficios de tomar un buen desayuno son:
Mejora el rendimiento físico y escolar.
Ayuda a mantener un peso corporal normal.
Mejora la concentración y el comportamiento.
Aumenta el rendimiento y la productividad en el colegio.



(Fuente: eligevivirsano.cl)



lunes, julio 22

MURIO SCHOEP





Miles de personas de todo el mundo ya le han expresado a John Unger, sus condolencias por la muerte de Schoep, un pastor alemán de 20 años que se hizo famoso en todo el mundo por las fotos que su amo publicó y que los mostraban sumergidos en las aguas de un lago que le entregaban alivio a las dolencias del can.

"Schoep falleció ayer", escribió escuetamente John en su página, a la que adjuntó la foto de una huella de su perrito en la arena.



Más de 66 mil personas en menos de 24 horas expresaron su dolor y solidaridad con John.
Es que en todo el planeta emocionó la historia de ambos, porque cada día John se daba el tiempo para meterse con Schoep a las aguas de un lago cercano a su casa, que era la única forma de aliviar al perrito de los dolores que le causaba la artritis.


La imagen cautivó a miles y miles de personas y se trasformó en un fenómeno en internet, lo que llevó a John a crear la página de Facebook a través de la cual recibió el apoyo, la solidaridad y el cariño desde todos los rincones del planeta.
¡Descansa en paz, Schoep!



(Para más información buscar en noticias: “Conoce a un verdadero Dog Lover”)   

CAMBIO LA REJA DE SU CASA POR UN ENORME ACUARIO




Cuando de excentricidades se trata todo es posible si se tienen los medios para financiarlo. Así lo hizo un empresario turco, Mehemet Ali Gokceoglu que para darle un toque novedoso a su inmensa casa, decidió cambiar la reja que separa su propiedad de la calle por un acuario enorme de 50 metros de largo.



Miles de personas llegan todos los días a la ciudad de Cesme, Turquía, a 300 kilómetros de Estambul, para observar el espectáculo de los más de mil peces que nadan alrededor de la casa de Mehmet desde hace ocho años, cuando decidió darle más estilo a su propiedad. Así se convirtió en el centro turístico del lugar.


Para realizar este proyecto debió conectar el muro de cristal al mar con una tubería de 400 metros para que el agua pudiera renovarse y mantenerse limpia, de manera que no afectara el ecosistema de los peces.

La gracia le salió bastante cara, ya que solo los buzos que contrato le cobraron cerca de 14 millones de pesos. A eso se le debe agregar el sistema de seguridad que instalo, que cuenta con 17 cámaras y una alarma, para evitar que los curiosos se acerquen mucho o metan las manos dentro del agua.

En el acuario nadan varias especies de animales del mar Egeo, entre ellas lubinas, lisas, anguilas, pulpos y besugos dorados, que tienen además un precio muy alto en el mercado.




(Fuente: lun.cl)


domingo, julio 21

TORTILLA DE LECHUGA


INGREDIENTES:

 6  Hojas grandes de lechuga Escarola
 3 Huevos
Sal y pimienta a gusto
1 Cucharada colmada de harina con polvos de hornear
6 Cucharadas de aceite



PREPARACION:

1.-  Lave cuidadosamente las hojas de lechuga, estílelas y sacúdalas un poco para retirar el exceso de agua. Pique las hojas en tiras medianamente finas, pero no largas. Reserve.

2.-  En un bol bata 3 claras de huevo  hasta que estén espumosas, a continuación agregue las yemas, la cucharada de harina, la pimienta y la sal. Incorpore los ingredientes y luego eche la lechuga en el batido. Revuelva el contenido con movimientos envolventes.

3.-  Caliente 3 cucharadas de aceite en una sartén de teflón (o donde usted hagas sus tortillas), y vierta la mezcla del bol. Apenas vertida mueva el contenido de la sartén de adelante hacia atrás (para que el contenido no se pegue). Si todo está bien, deje con fuego alto un minuto para que dore y luego baje la temperatura al mínimo para que se cueza.

4.-  Espere unos 3 ó 4 minutos y con la tapa de una olla o plato extendido saque la tortilla boca abajo. Antes de volver a vaciarla en la sartén, ponga el resto del aceite y suba el fuego para calentarlo. Deslice el contenido del plato o tapa, en el aceite y vuelva a mover el contenido varias veces para que no se pegue. Deje un minuto a toda llama y luego baje el fuego al mínimo hasta que esté lista. (Unos 2 ó 3 minutos más). Para asegurarse, mire el borde de la tortilla o levántela levemente con una paleta o espátula.

Sugerencias: Para esta receta son especialmente indicadas aquellas hojas de lechuga que tienen algunos defectos como bordes color café, roturas o color más oscuro. Aquí las aprovecharemos.

Sugerencias  acompañamiento: arroz, puré, bistec, ensaladas blancas y rojas, papas cocidas, etc.

miércoles, julio 17

LEYENDA MAPUCHE. EL REGALO DE LOS ANTEPASADOS


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Antes de que los Mapuches descubrieran como hacer el fuego, vivían en grutas de la montaña; a las que llamaban "casa de piedra".

Temerosos de las erupciones volcánicas y de los cataclismos, sus dioses y sus demonios eran luminosos. Entre estos, el poderoso Cheruve. Cuando se enojaba, llovían piedras y ríos de lava. A veces el Cheruve caía del cielo en forma de aerolito.

Los Mapuches creían que sus antepasados revivían en la bóveda del cielo nocturno. Cada estrella era un antiguo abuelo iluminado que cazaba avestruces entre las galaxias.

El Sol y la Luna daban vida a la Tierra como dioses buenos. Los llamaban Padre y Madre. Cada vez que salía el Sol, los saludaban. La Luna, al parecer cada veintiocho días, dividía el tiempo en meses.

Al no tener fuego, porque no sabían encenderlo, devoraban crudos sus alimentos; para abrigarse en tiempo frío, se apiñaban en las noches con sus animales, perros salvajes y llamas que habían domesticado.

Tenían horror a la oscuridad que era signo de enfermedad y muerte.

En una de esas grutas vivía una familia: Caleu, el padre, Mallén, la madre y Licán, la hijita.

Una noche, Caleu se atrevió a mirar el cielo de sus antepasados y vio un signo nuevo, extraño, en el poniente: una enorme estrella con una cabellera dorada.

Preocupado, no dijo nada a su mujer y tampoco a los indios que vivían en las grutas cercanas.

Aquella luz celestial se parecía a la de los volcanes, ¿traería desgracias?, ¿quemaría los bosques?. Aunque Caleu guardó silencio, no tardaron en verla los demás indios. Hicieron reuniones para discutir que podría significar el hermosos signo del cielo. Decidieron vigilar por turno junto a sus grutas.

El verano estaba llegando a su fin y las mujeres subieron una mañana muy temprano a buscar frutos de los bosques para tener comida en el tiempo frío.

Mallén y su hijita Licán treparon también a la montaña.

-Traeremos piñones dorados y avellanas rojas -dijo Mallén.

-Traeremos raíces y pepinos del copihue -agregó Licán

La niña acompaño otras veces a su madre en estas excursiones y se sentía feliz.

-Vuelvan antes de que caiga la noche -les advirtió Caleu.

-Si nos sorprende la noche, nos refugiaremos en una gruta que hay allá arriba, en los bosques -lo tranquilizó Mallén.

Las mujeres llevaban canastos tejidos con enredaderas. Parecía una procesión de choroyes, conversando y riendo todo el camino.

Allá arriba había gigantescas araucarias que dejaban caer lluvias de piñones. Y los avellanos lucían sus frutas redondas, pequeñas, rojas unas, color violeta y negras otras, según iban madurando.

No supieron cómo pasaron las horas. El Sol empezó a bajar y cuando se dieron cuenta, estaba por ocultarse.

Asustadas, las mujeres se echaron los canastos a la espalda y tomaron a sus niños de la mano.

-¡Bajemos, bajemos! -se gritaban unas a otras.

-No tendremos tiempo. Nos pillará la noche y en la oscuridad nos perderemos para siempre -advirtió Mallén.

-¿Qué haremos entonces? -dijo la abuela Collalla, que no por ser la más vieja, era la más valiente.

-Yo sé donde hay una gruta por aquí cerca, no tenga miedo, abuela -dijo Mallén.

Guió a las mujeres con sus niños por un sendero rocoso. Sin embargo, al llegar a la gruta, ya era de noche. Vieron en el cielo del poniente la gran estrella con su cola dorada.

La abuela Collalla se asustó mucho. -Esa estrella nos trae un mensaje de nuestros antepasados que viven en la bóveda del cielo -exclamó.

Licán se aferró a las faldas de su madre y lo mismo hicieron los demás niños.

-Vamos, entremos a la gruta y dormiremos bien juntas para que se nos pase el miedo -dijo Mallén.

-Eso sería lo mejor, murmuró Collalla, temblorosa.

Ella conocía viejas historias, había visto reventarse volcanes, derrumbarse montañas, inundarse territorios, incendiarse bosques enteros.

No bien entraron a la gruta, un profundo ruido subterráneo las hizo abrazarse invocando al Sol y la Luna, sus espíritus protectores.

Al ruido siguió un espantoso temblor que hizo caer cascajos del techo de la gruta. El grupo se arrinconó, aterrorizado.

Cuando pasó el terremoto, la montaña siguió estremeciéndose como el cuerpo de un animal nervioso.

Las mujeres palparon a sus hijos, no, nadie estaba herido. Respiraron un poco y miraron hacia las boca blanquecina de la gruta: por delante de ella cayó una lluvia de piedras que al chocar echaban chispas.

-¡Miren! -gritó Collalla. ¡Piedras de luz! Nuestros antepasados nos mandan este regalo.

Cómo luciérnagas de un instante, las piedras rodaron cerro abajo y con sus chispas encendieron un enorme coihue seco que se erguía al fondo de una quebrada.

El fuego iluminó la noche y las mujeres se tranquilizaron al ver la luz.

-La estrella con su espíritu protector mandó el fuego para que no tengamos miedo -dijo la abuela Collalla riendo.

Niños y mujeres también rieron, aplaudiendo el fuego.

El grupo silencioso contempló las llamas como si fueran el mismo Padre Sol que hubiera venido a acompañarlas.

Se sentaron junto a la gruta, oyendo crepitar las llamas como música desconocida.

Al rato, llegaron los hombres desafiando las tinieblas por buscar a sus niños y mujeres.

Caleu se acercó al incendio y cogió una llama ardiente; los otros lo imitaron y una procesión centelleante bajó de los cerros hasta sus casas.

Por el camino iban encendiendo otras ramas para guiarse.

Al otro día, oyendo el relato de las piedras que lanzaban chispas, los indios subieron a recogerlas y al frotarlas junto a ramas secas lograron encender pequeñas fogatas.

Habían descubierto el pedernal. Habían descubierto cómo hacer el fuego.

Desde entonces, los Mapuches tuvieron fuego para alumbrar sus noches, calentarse y cocer sus alimentos.


 

sábado, julio 13

SIMON Y GARFUNKEL


GRANDES MUJERES EN LA HISTORIA: ELOÍSA DÍAS INSUNZA


Hija de Eulogio Díaz Varas y de Carmela Insunza, nació en Santiago el 25 de junio de 1866. Cursó su preparatoria en el Colegio de Primeras Letras de Dolores Cabrera de Martínez y las humanidades en el Liceo de Isabel Le Brun de Pinochet. Egresó de éste último en 1877, el mismo año en que el Ministerio de Instrucción Pública, presidido por Miguel Luis Amunátegui, dictó el decreto que permitía a las mujeres chilenas el acceso a la universidad. El texto, polémico en su época, destacó la necesidad de estimular a las mujeres a realizar estudios serios y sólidos, señalando que ellas están en condiciones de ejercer con ventaja algunas profesiones de carácter científico y que es necesario facilitarles los medios para su subsistencia. La única restricción era que debían someterse a las mismas disposiciones que regían a los hombres.

Eloisa Díaz rindió sus exámenes de bachiller el 22 de abril de 1881, a la edad de 15 años, impactando a la sociedad chilena. Las materias sorteadas fueron Historia de Chile y América. Entre los examinadores se encontraba el connotado historiador Diego Barros Arana. En la sala contigua, esperaban los resultados el ministro Amunátegui y el Rector de la Universidad de Chile, Ignacio Domeyko. Al término de la sesión, y habiendo aprobado por unanimidad el examen, la numerosa concurrencia presente en la sala aclamó su nombre. Esa misma noche recibió de manos de Domeiko su grado de bachiller. De esta manera, ingresó a la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile.

Recibió el grado de licenciada en Medicina y Farmacia, el 27 de diciembre de 1886. El 5 de enero de 1887 obtuvo el título de doctora en medicina y cirugía transformándose en la primera mujer graduada en esa profesión, en Chile y América del Sur. Para lograrlo debió vencer los prejuicios sociales de su tiempo, las resistencias de profesores y compañeros de estudio, y asistir a clases acompañada de su madre. Ese año sólo dos países contaron con mujeres médicos, Inglaterra y Estados Unidos. En esa época, en Chile no existía ningún colegio femenino de enseñanza secundaria a cargo del Estado. El primero de ellos se fundó recién en 1891, en Valparaíso. Para entender lo que significa el título universitario de Eloísa Díaz, en 1887, es necesario destacar que durante toda la década de los noventa, solo diez mujeres alcanzaron esta distinción.

Eloísa Díaz publica su memoria titulada La aparición de la pubertad en la mujer chilena y las predisposiciones patológicas propias del sexo en la revista Anales de la Universidad de Chile. La investigación la efectuó en el hospital San Borja, donde analizó más de 16.000 casos de enfermedades comunes presentadas por mujeres. Colaboró también, a partir de 1886, en la Revista Médica. En 1888 fue la única mujer inscrita en el primer congreso médico chileno, donde participaron un total de 246 profesionales de Santiago y provincias. Especializada en ginecología, se incorporó a la Escuela Nacional de Preceptores del Sur como médico y profesora de higiene. En 1898 fue nombrada médico escolar de Santiago y luego de todo el país, cargo que desempeñó por más de 30 años. Su trabajo consistía en analizar las condiciones higiénicas de los diferentes establecimientos educacionales públicos. En 1910 creó el Servicio Medico Escolar de Chile, desde donde, como directora, impulsó el desayuno escolar obligatorio, los servicios dentales gratuitos, la vacunación masiva de estudiantes y las colonias de verano. Dejó sus actividades profesionales en 1925. Murió a los 84 anos de edad, en el hospital San Vicente de Paul de Santiago, el 1º de noviembre de 1950.



(Fuente: educarchile.cl)