martes, septiembre 15

PEBRE CUCHAREADO


Ingredientes:
2 tomates grandes
4 a 5 ajíes verdes
1 cebolla mediana
cilantro
ajo, aceite, sal y vinagre blanco
Preparacion:
Se pelan los tomates y se pican bien finos. La cebolla, el cilantro y los ajíes sin pepas también se pican finos. Con esos cuchillos grandes queda mejor la cosa.
Todo el picadillo se echa en una fuente, de preferencia de greda (o sea un librillo). Luego se agrega el ajo bien machacado en mortero de piedra... si se hace en mortero de madera pierde el gustillo ese... para que decir si se hace con esos prensa-ajo, o se pica con cuchillo.
Luego se aliña toda la mezcla con aceite, sal y vinagre, todo al gusto... si se estima que faltó ajo o ají, pues... echénle más.
Se disfruta habitualmente en un pedazo de marraqueta (pan francés) calientita, o en una sopaipilla, también es rico con la ensalada de papas, y con el arroz, y con la carne asada y con el pollo asado... y... en realidad es rico con todo.

TODAS IBAMOS A SER REINAS




Todas íbamos a ser reinas,
de cuatro reinos sobre el mar:
Rosalía con Efigenia
y Lucila con Soledad.

En el valle de Elqui, ceñido
de cien montañas o de más,
que como ofrendas o tributos
arden en rojo y azafrán,

Lo decíamos embriagadas,
y lo tuvimos por verdad,
que seríamos todas reinas
y llegaríamos al mar.

Con las trenzas de los siete años,
y batas claras de percal,
persiguiendo tordos huidos
en la sombra del higueral,

De los cuatro reinos, decíamos,
indudables como el Korán,
que por grandes y por cabales
alcanzarían hasta el mar.

Cuatro esposos desposarían,
por el tiempo de desposar,
y eran reyes y cantadores
como David, rey de Judá.

Y de ser grandes nuestros reinos,
ellos tendrían, sin faltar,
mares verdes, mares de algas,
y el ave loca del faisán.

Y de tener todos los frutos,
árbol de leche, árbol del pan,
el guayacán no cortaríamos
ni morderíamos metal.

Todas íbamos a ser reinas,
y de verídico reinar;
pero ninguna ha sido reina
ni en Arauco ni en Copán.

Rosalía besó marino
ya desposado en el mar,
y al besador, en las Guaitecas,
se lo comió la tempestad.

Soledad crió siete hermanos
y su sangre dejó en su pan,
y sus ojos quedaron negros
de no haber visto nunca el mar.

En las viñas de Montegrande,
con su puro seno candeal,
mece los hijos de otras reinas
y los suyos no mecerá.

Efigenia cruzó extranjero
en las rutas, y sin hablar,
le siguió, sin saberle nombre,
porque el hombre parece el mar.

Y Lucila, que hablaba a río,
a montaña y cañaveral,
en las lunas de la locura
recibió reino de verdad.

En las nubes contó diez hijos
y en los salares su reinar,
en los ríos ha visto esposos
y su manto en la tempestad.

Pero en el Valle de Elqui, donde
son cien montañas o son más,
cantan las otras que vinieron
y las que vienen cantarán:

«En la tierra seremos reinas,
y de verídico reinar,
y siendo grandes nuestros reinos,
llegaremos todas al mar».

( Gabriela Mistral )


LA INCOGNITA SOBRE EL ORIGEN DE LA PALABRA CHILE



Es imposible saber cuál es la verdadera versión sobre el origen del nombre de nuestro país. Aquí te damos algunas teorías para que te quedes con la que más te guste o de todas armes la propia.

¿De dónde viene la palabra Chile? Parece una pregunta tan simple que la mayoría tal vez ni siquiera se lo ha cuestionado. Pero la respuesta no es tan simple ni categórica como se podría esperar. Las versiones son múltiples. Cronistas e historiadores al parecer no lograron aunar criterios o datos, lo que se tradujo en diferentes teorías sobre el origen del nombre de esta larga y angosta faja de tierra llamada Chile. Incluso al listado se le pueden sumar un par de teorías anónimas, que no tendrían por qué ser menos válidas que el resto.
Empecemos por el abate Molina. Notable figura intelectual chilena y autor de obras como el "Compendio de la historia geográfica, natural y civil del reino de Chile" y del "Ensayo sobre la historia natural de Chile", según su versión el nombre de Chile vendría de trih o chi, palabra mapuche con la que se llamaba a un pájaro que tenía unas manchas amarillas en sus alas. Para el cronista del siglo XVIII, Diego de Rosales, la denominación de nuestro país proviene del nombre del cacique que gobernaba el valle del Aconcagua hasta la invasión de los incas, todo esto antes de la llegada de los españoles. También se relaciona con los incas la versión del historiador Ricardo Latcham. Dice que la palabra Chile se debe a un grupo de indios mitimaes traídos por los incas, quienes venían desde una región de Perú donde había un río bautizado con ese nombre. Entre las teorías anónimas destaca aquella que dice el origen sería aymará, ya que el inca Tupac Yupanqui habría dado esa denominación a las tierras conquistadas al sur del imperio inca, hasta el valle del Aconcagua. Aparte de estas versiones, lo más probable es que existan varias otras que han alcanzado menor difusión. El punto es tener claro que no hay una más verdadera que la otra, por lo que te puedes quedar con la que más te guste.