martes, septiembre 8

NUESTRO HIMNO PATRIO




El himno patrio que entonamos hoy en día data de 1847 y su compositor fue el poeta Eusebio Lillo, a quien el Gobierno de Chile le encomendó la creación del texto que debía reemplazar al que había sido el primer contenido de la Canción Nacional. El problema con el original es que se consideraba demasiado "antiespañol", por lo que se decidió mantener la composición musical y adaptar los nuevos versos. A pesar del cambio, el nuevo texto mantuvo la estrofa del coro original: "Dulce Patria recibo los votos....".
El primer himno nacional que corearon los chilenos fue creado en 1819 por el compositor y violinista Manuel Robles y el poeta Bernardo de Vera y Pintado. Las estrofas de esta primera versión se cantaron hasta 1828 cuando el ministro plenipotenciario en Inglaterra, Mariano Egaña, solicitó una nueva composición musical que acompañara a los versos de Vera y Pintado. La misión recayó en el compositor español Ramón Carnicer, quien en esa época se encontraba exiliado en Inglaterra.
Así queda de manifiesto que nuestro himno patrio tuvo varios cambios hasta encontrar el equilibrio entre la composición musical y el texto. Primero se le cambió la musicalización sin variar el texto y luego, se modificaron los versos manteniendo la música.

Coro
Dulce Patria, recibe los votos
Con que Chile en tus aras juró
Que o la tumba serás de los libres
O el asilo contra la opresión
I
Ha cesado la lucha sangrienta;
ya es hermano el que ayer invasor;
de tres siglos lavamos la afrenta
combatiendo en el campo de honor.
El que ayer doblegábase esclavo
libre al fin y triunfante se ve;
libertad es la herencia del bravo,
la Victoria se humilla a sus pies.
II
Alza, Chile, sin mancha la frente;
conquistaste tu nombre en la lid;
siempre noble, constante y valiente
te encontraron los hijos del Cid.
Que tus libres tranquilos coronen
a las artes, la industria y la paz,
y de triunfos cantares entonen
que amedrenten al déspota audaz.
III
Vuestros nombres, valientes soldados,
Que habéis sido de Chile el sostén,
nuestros pechos los llevan grabados;
Los sabrán nuestros hijos también.
Sean ellos el grito de muerte
que lancemos marchando a lidiar,
y sonando en la boca del fuerte
hagan siempre al tirano temblar.
IV
Si pretende el cañón extranjero
nuestros pueblos osado invadir;
desnudemos al punto el acero
y sepamos vencer o morir.
Con su sangre el altivo araucano
nos legó por herencia el valor;
y no tiembla la espada en la mano
defendiendo de Chile el honor.
V
Puro, Chile, es tu cielo azulado,
puras brisas te cruzan también,
y tu campo de flores bordado
es la copia feliz del Edén.
Majestuosa es la blanca montaña
que te dio por baluarte el Señor,
Y ese mar que tranquilo te baña
te promete futuro esplendor.
VI
Esas galas, ¡oh, Patria!, esas flores
que tapizan tu suelo feraz,
no las pisen jamás invasores;
con tu sombra las cubra la paz.
Nuestros pechos serán tu baluarte,
con tu nombre sabremos vencer,
o tu noble, glorioso estandarte,
nos verá combatiendo caer.

( Fuente: www.chile.com - www.icarito.cl )