( Mahatma Gandhi )
martes, septiembre 29
FRASE DEL DIA
( Mahatma Gandhi )
BIOGRAFIA DE GUSTAVO A. BECQUER
lunes, septiembre 28
NO SE LO QUE HE SOÑADO
No se lo que he soñado
en la noche pasada.
Triste, muy triste debio ser el sueño,
pues despierto la angustia me duraba.
Note al incorporarme
humeda la almohada,
y por primera vez senti al notarlo,
de un amargo placer henchirse el alma.
Triste cosa es el sueño
que llanto nos arranca,
mas tengo en mi tristeza una alegria...
Se que aun me quedan lagrimas!
DICHOS CHILENOS SEGUNDA PARTE
- Enfermo del chape: La expresión "está enfermo del chape" se usa cuando alguien tiene ideas raras y un poco locas, o bien, cuando alguien definitivamente presenta alteraciones mentales.
El término proviene de la voz mapuche y "el chape" era la trenza única y larga que usaban los indígenas en el pelo como signo de autoridad y respeto. Así, "chapecar" es sinónimo de trenzar una cabellera y "hacerse los chapes" es peinarse con trenzas.A su vez, los criollos usaron el término"chape" para referirse a los españoles, quienes también usaban una larga cola en el pelo, la que en ellos era símbolo de riqueza y elegancia.
Así "estar enfermo del chape encuentra su origen en la asociación con los problemas en la zona de la cabeza, la mollera y el cerebro.
Y es que el término se originó para reflejar el bochornozo momento que vivían las chicas cuando en una fiesta se quedaban sentadas toda la noche porque ningún varón las invitaba a bailar. "La Isabelita planchó toda la noche" o "pobre planchadora" eran las expresiones que se escuchaban para identificar a las mujeres que no habían pisado la pista de baile. Lo peor era cuando una de ellas exclamaba: "Amanecí llorando la plancha de anoche".
- Las cabras: Cabras y cabros son los términos que hoy se usan para referirse a los lolos, los jóvenes. Antiguamente, sin embargo, esta expresión sirvió para denominar a una especie de carruaje de dos ruedas, sin cubierta y que era tirado por un solo caballo.
- Lo dejaron como membrillo de colegial: Cuando alguien muestra signos de que ha recibido una golpiza en una riña, se le dice que parece "membrillo de colegial". Esto, porque los estudiantes llevaban esta fruta al colegio y la golpeaban contra las paredes para comerla más jugosa y blandita. Así, los membrillos machucados adquirían el color del corcho y quedaban con mayor sabor.
- Me lo contó un pajarito: Cuando alguien se entera de un secreto y quiere resguardar la identidad de su fuente dice: "me lo contó un pajarito". Esta expresión proviene de las enseñanzas de la sabia naturaleza, ya que gracias a los gorjeos y trinares de ciertas aves es que los cazadores se dan cuenta de que su presa está cerca. Así el canto de algunos pájaros delata la presencia de algunos animales codiciados por los cazadores y se transforma en una importante señal de aviso en el bosque.
- Ojo al charqui: La expresión "ojo al Charqui" se usa cuando uno debe estar atento y poner cuidado frente a alguna situación de peligro o amenaza. Charqui es la palabra quechua con que los indígenas denominaban a la carne cortada en lonjas delgadas, saladas y secadas al sol. En un comienzo, los indios usaban carne de llamas y guanacos y más tarde se optó por la de vaca o caballo. Debido a su fácil conservación y su valor alimenticio los trabajadores chilenos del campo, de las minas y del altiplano lo consumían habitualmente durante sus jornadas laborales.
Antiguamente, las casas de campo solían tener todas sus dependencias en un entorno muy reducido. Las bodegas, las cocheras, los graneros y hasta las ramadas de matanza se encontraban muy cerca de la casa principal. Los dueños estaban pendientes de todos sus intereses y les era muy fácil controlar y vigilar sus pertenencias por la proximidad en que estas se encontraban.
La expresión: "Ojo al Charqui" proviene del estado de alerta en que estaban los campesinos con respecto a sus bienes. Aunque hoy en día ya casi ni se come el charqui, este término se mantiene para manifestar la atención y el cuidado que se debe tener frente a una posible amenaza.
- Pinganilla: Desde hace muchos años, este concepto se usa peyorativamente para designar a las personas que son de una clase social baja, pero que fingen ser muy elegantes. La palabra deriva de "pinga" que significa, percha, trapo que cuelga. En el siglo pasado esta expresión estuvo muy en boga porque a fines de 1840 llegó a Chile un circo que traía animales que se vieron por primera vez en el país. Entre ellos había un elefante, camellos y un mono muy gracioso al que nombraban "pinganilla". Su vestimenta y sus conductas eran divertidas y dieron pie para clasificar a las personas de categorías sociales diferentes con ciertos apelativos.
- Pololear: "Pololo/a" es el término que se usa en nuestro país para designar al enamorado/a cuando se está en una relación de cierta formalidad antes del matrimonio.
Existen dos teorías al respecto: La primera dice que el término proviene del mapuche"Pulomen o Pululu", que es una especie de moscardón que zumba alrededor de las personas. Así se denominaba vulgarmente al coleóptero de la especie "Sulcipalpus elegans", que solía revolotear por las noches cerca de la luz o de las flores.
De la asociación de ese "revoloteo" del moscardón con la actitud de los enamorados al cortejar a sus ideales de compañeras surgió el apelativo del "pololeo". Igual como el moscardón volvía a rondar a la luz, tras haber caído encandilado, el enamorado siempre está dispuesto a acercarse una y otra vez a su posible conquista.
La segunda versión es de origen más urbano, ya que se atribuye a una"plaquita" de metal verde que usaban los bomberos en la solapa o en la corbata en la época previa a la Guerra del Pacífico. Los voluntarios denominaban al distintivo como "pololo" porque tenía la ilustración de una de estas figuras.Como símbolo de amor, esta prenda era entregada a las enamoradas, quienes también la usaron como adorno en sus vestimentas. Así se empezó a reconocer dichas plaquitas en las chicas que estaban emparejadas con un bombero y a quienes se comenzó a designar como las "pololas".
En Chile el término se ha adoptado con bastante exclusividad y es el equivalente a la denominación de "novios" en otros países latino americanos. Pero aquí, esta última expresión no se usa como sinónimo de pololeo, ya que "estar de novios" implica un compromiso más formal que refleja la etapa de compromiso previa a contraer matrimonio. En cambio, el pololeo no representa la intención concreta de llegar a contraer dicho vínculo.
- Ponerle harto pino: Hacer algo con mucho esfuerzo, sacrificio y hartas ganas es sinónimo de "ponerle pino" a cierta actividad. Es luchar por un objetivo con todas las energías.
Un buen pino o "picadillo", como se dice en España, le brinda un sabor único a ciertos platos, así como también ponerle harto entusiasmo a diversas gestiones hace que los resultados sean óptimos y positivos.
- Suche: Al suche, por lo general, se le encargan las tareas más desagradables, aburridas y tediosas.Entre los mapuches esta palabra era el nombre que llevaban los indios jóvenes que por su inteligencia servían a los caciques de mensajeros.En quechua, suchy significa encargar a alguien una encomienda para que la entregue a otro, es como un portador de encargos. La Academia Chilena de la Lengua lo registra como empleado de última categoría.
- Tomar Once: Una taza de té o café, pancitos calentitos con mantequilla, palta, mermelada o paté son ingredientes imprescindibles para tomar una rica "once". Este concepto denomina a la instancia de la tarde en que los chilenos se sientan a la mesa y comen sus panecillos. "Tomemos once", "te invito para la once o"juntémonos a la hora de once" son expresiones habituales entre nuestros compatriotas.
Lo que sucede es que antiguamente, a las once de la mañana, muchos trabajadores se tomaban un descanso que consistía en comer unos pancitos y acompañarlos de un"taquito" de aguardiente, licor muy apreciado por los chilenos.Para ocultar el interés, que por encima de los comestibles, se tenía por el aguardiente, los más fanáticos inventaron una clave con la que se aludía a este trago tan apetecido. Y como la palabra a g u a r d i e n t e tiene once letras, se simbolizó con la palabra "once" a esta variedad de licor.
De esta forma, el "tomar once" se convirtió en el momento en que junto a los panecillos se ingería el aguardiente. Aunque ya no es en la mañana y tampoco se ingiere alcohol, el tomar once quedó registrado pro la instancia de descanso en la que se comían unos ricos panecillos.
- Zamba Canuta: Este término significa decir verdades, por muy fuerte que éstas sean. La expresión proviene de la historia de que una canuta -apodo con el que se denomina a los miembros de grupos evangélicos- de origen zambo, confesaba en público sus más fuertes pecados, ya que su credo así se lo ordenaba.
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domingo, septiembre 27
DICHOS CHILENOS
( Fuente: www.chile.com )
viernes, septiembre 25
FRASE DEL DIA
"Yo me quejaba porque no podia comprame zapatos, hasta que conoci a un hombre que no tenia pies".
( Proverbio Arabe )
GRACIAS
Escribo esta pequeña nota para darle las gracias a todos los que han pasado por aquí, cree este blog sin ninguna pretensión, solo con el deseo de decirle al mundo que aquí estoy, en "El ultimo lugar del mundo" y ni cuenta me di de como he superado las mil visitas.
Estoy tan contenta, que me uniré a Roberto Carlos en su canción "Un millón de amigos".
Mis mejores deseos para todos los que pasaron por aquí, y para todos los que pasaran en el futuro.
Que sus sueños y metas se conviertan en hermosas y satisfactorias realidades que les llenen de felicidad, alegría, amor, armonía,etc.etc.
Nos estamos viendo, cariños de La Pochocha.
jueves, septiembre 24
NUEVO BILLETE DE $5.000.
- DETALLES DEL ANVERSO:
1.- Se renueva el retrato de Gabriela Mistral, basado en una fotografía anónima obtenida de los archivos de la Universidad de Chile.
2.- Se incorpora el Antú de color oro y rosado que al moverlo cambia de color. Este es un símbolo mapuche que representa el sol y la fertilidad.
3.- Se agrega un número 5.000 incompleto en ambas caras, que al mirarlo a contraluz forman el numero en su plenitud.
4.- También suma una imagen del corazón del copihue, flor nacional.
5.- Esta es la ventana transparente con el retrato de Gabriela Mistral.
- DETALLES DEL REVERSO:
1.- Se incorporan paisajes que serán dados a conocer por el Banco Central a medida que se vayan mostrando el resto de las denominaciones. En el caso del de $5.000. se trata de una imagen del Parque Nacional La Campana, ubicado en la Cordillera de la Costa de la V Región y que contiene uno de los pocos bosques nativos de Palma Chilena.
2.- Además, tiene una imagen de un Tucúquere, ave rapaz que habita desde Tarapacá hasta Tierra del Fuego en zonas de bosque, matorral y cordillera.
3.- El número 5.000 impreso incompleto en ambas caras, que al mirarlo a contraluz forman el número en su plenitud.
4.- Esta es la ventana transparente con el retrato de Gabriela Mistral.
5.- La clásica banda de seguridad que se incorporará en el billete de $5.000. de material polímero.
( Fuente: www.terra.cl/Invertia/especiales/2009/Nuevo_billete_de_5000/ )
DEJA ATRAS EL DIECIOCHO
Luego de tres días de intensas celebraciones dieciocheras, jornadas en las que primaron los asados, chicha y empanadas como reyes indiscutidos de almuerzos y cenas de los chilenos, resulta indispensable retomar la alimentación equilibrada.
Según la directora de la carrera de Nutrición y Dietética del Instituto Profesional ENAC, Jeannette Espínola, "comer en exceso o una alimentación rica en carnes y grasas demanda mayor trabajo del sistema digestivo, lo que, a su vez, disminuye el flujo de sangre hacia el cerebro y los músculos. Por eso da más sueño, se anda más somnoliento y cansado. El alcohol, además, actúa como depresor del sistema nervioso, lo que, sumado a lo anterior, disminuye nuestro estado de alerta y respuesta".
El sistema digestivo responde a esta "agresión" con mayor secreción de jugos digestivos (ácidos) y mayor movimiento del intestino delgado, por lo que no es poco frecuente sufrir de gastritis, acidez o gastroenteritis, agrega.
La especialista recomienda, entonces, priorizar aquellos alimentos de bajo contenido de energía, es decir frutas y verduras. Beber agua en altas cantidades (6 a 8 vasos de 1/8 litro cada uno) y restringir los alimentos de origen animal con alto contenido de grasas, como cecinas, cerdo, cordero, leches enteras y las frituras en general.
A continuación, la nutricionista de ENAC entrega un menú tipo para desintoxicar el organismo y perder los kilos ganados durante los festejos patrios:
- Desayuno: debe incluir leche o yogur semi descremados o descremados con avena. Si ésta no le agrada, puede combinarse con un sándwich de pan integral con jamón, palta, huevo duro molido o quesillo. Además, incluir una fruta pequeña en trozos o como jugo (sin azúcar).
- Media mañana: consumir una fruta o yogur con frutas picadas (manzana, pera). La fibra dietaria en el estómago absorbe agua y aumenta de volumen, por lo cual proporciona una sensación de plenitud gástrica.
- Almuerzo: un buen plato de ensaladas surtidas que incluya lechugas o espinacas, tomates, apio, repollo, porotos verdes, una porción pequeña de choclo, arvejas o habas. Lo ideal es combinar a lo menos 3 verduras. Aliñar con poca sal, jugo de limón y aceite, de preferencia maravilla, oliva o pepa de uva. Luego, un guiso (si se desea bajar de peso es conveniente medir por taza) que incluya carnes magras, algún cereal o papas y verduras. De preferencia cocinar al vapor o a la plancha. Usar aliños como cilantro, perejil, ajo, jengibre, orégano, cebolla. Evitar los aliños picantes como pimienta o ají pues tienden a estimular el apetito. Controlar el consumo de sal.
- Media tarde: es conveniente tomar una pequeña colación, en especial si la jornada de trabajo es muy prolongada. Un vaso de leche y unas rebanadas de pan de molde integral (o galleta integral) con jamón, palta o queso descremado. Así se evita llegar con demasiada hambre a la última comida del día.
- Noche: es recomendable cenar verduras en ensaladas o guisos con carnes desgrasadas. Una o dos horas antes de acostarse puede servirse una fruta.
Por último, se recomienda masticar lento cada bocado: darse un tiempo para comer. No tener distracciones (leer, ver televisión ni menos estar trabajando). El acto de comer es biológico, pero tiene un componente emocional y social, por lo tanto se debe educar en este aspecto.
( Fuente: www.chile.com )
FRASE DEL DIA
( Paulo Coelho )
CHARQUICAN
INGREDIENTES:
1 cebolla mediana, picada en pluma
2 cucharadas de aceite
1/4 kilo de carne (asiento de picana, lomo o posta)
1 diente de ajo
¼ cucharadita de aji de color
¼ cucharadita de orégano
1 cucharadita de sal
pimienta al gusto
1 taza de choclo desgranado
4 tomates medianos, maduros y pelados
perejil picado
PREPARACION:
Corte la carne en tiritas o cuadrados en un tamaño mediano. Si corta la carne muy chica, se seca y queda dura. Corte los tomates en trocitos, para hacer 3 tazas.
miércoles, septiembre 23
BIOGRAFIA VIOLETA PARRA
- Nació el 4 de octubre de 1917, en San Carlos, región de Ñuble, en una gran familia campesina. Tuvo ocho hermanos, más otros dos medios hermanos, hijos de su madre. Varios de ellos son hoy ampliamente conocidos como poetas y cantores, así como sus hijos y nietos.
- El canto, la pasión de su vida
- Traslado a Santiago: Las Hermanas Parra
- Casamiento y separación
- Primeros premios
- Primeros discos
- Estilo propio
- Revalorización del arte nacional
- Los reconocimientos
- Sus viajes
- Sus mejores años artísticos
martes, septiembre 22
ADIOS BETITA
Hoy el teléfono sonó temprano y con voz soñolienta conteste, tratando de disimular que recién su repicar me había despertado.
Al otro lado, una voz tan soñolienta como la mía me dio la noticia: " BETITA, mi amiga Betita había muerto. Quede suspendida entre la modorra del lento despertar y el no querer creer lo que me habían dicho.
Betita se fue en silencio, la muerte vino y tomo su vida como ladrón en la noche. Mi amiga Beatriz Ibacache de Prado, ya no esta, pero atravez de su vida siempre dio ejemplo de valor, coraje, dignidad, perseverancia,etc.etc. Las enfermedades y los accidentes trataban de minar su buen animo y su vida, pero ella siempre superaba todo; si alguien le decía que determinada cosa no era posible, con su buen animo y su confianza en su Padre Celestial y el inmenso amor que su hermano mayor Jesucristo tenia en ella salia adelante.
Le dijeron que luego de un accidente automovilistico que sufrió ya no podría caminar, estaba llena de fierros; se fue a vivir a la punta del cerro y volaba para todas partes. Amaba a sus hijos y sufría por ellos.Siempre me sorprendia su capacidad enorme de prestar servicio; a pesar de sus dolores físicos y de sus penas del alma siempre tenia sus brazos y corazón abiertos para ayudar y contener a otros.
Supero muchas enfermedades, siempre comentaba que tenia una reserva de créditos especiales que Dios le había concedido para situaciones de emergencia; y que ahora estaba haciendo uso de esos créditos y solo Dios conocía el momento en que llegarían a su final.
Mi querida Beatriz, hoy nos enteramos que tu momento llego. Te cuento que este día amaneció como a ti te gustaba, el cielo esta bello, celeste, limpio sin ninguna nube; el sol entrega sus rayos tibios no esta caluroso recién comienza la primavera, escucho el trinar de las aves......... y también siento un vació.
Mi amada amiga, te recordare siempre, continua sonriendo y amando; amando y sonriendo.
PASTEL DE CHOCLOS
- 6 choclo
- 4 presas de pollo (a gusto)
- 1/4 kg posta picada
- 2 cebolla(s) picadas en cuadritos
- 1 taza(s) leche
- 2 diente(s) ajo(s)
- 8 aceituna(s) negras
- pasas a gusto
- aceite
- pizca de comino
- sal y pimienta a gusto
Servir de inmediato en las mismas fuentes de greda.
LA ARAUCANA
en la región antártica famosa,
de remotas naciones respetada
por fuerte, principal y poderosa;
la gente que produce es tan granada,
tan soberbia, gallarda y belicosa,
que no ha sido por rey jamás regida
ni a extranjero dominio sometida.
Es Chile norte sur de gran longura,
costa del nuevo mar, del Sur llamado,
tendrá del este a oeste de angostura
cien millas, por lo más ancho tomado;
bajo el polo Antártico en altura
de veinte y siete grados, prolongado
hasta do el mar Océano y chileno
mezclan sus aguas por angosto seno.
Y estos dos anchos mares que pretenden
pasando de sus términos, juntarse,
baten las rocas y sus olas tienden,
mas les es impedido el allegarse;
por esta parte al fin la tierra hienden
y pueden por aquí comunicarse.
Magallanes, Señor, fue el primer hombre
que abriendo este camino le dio nombre.
Por falta de pilotos, o encubierta
causa, quizá importante y no sabida,
esta secreta senda descubierta
quedó para nosotros escondida;
ora sea yerro de la altura cierta,
ora que alguna isleta, removida
del tempestuoso mar y viento airado,
encallando en la boca, la ha cerrado.
( Alonso de Ercilla y Zuñiga - Extracto )
DOÑA PRIMAVERA
viste que es primor,
de blanco, tal como
limonero en flor.
Lleva por sandalias
una anchas hojas
y por caravanas
unas fucsias rojas.
¡Salid a encontrarla
por esos caminos!
¡Va loca de soles
y loca de trinos!
Doña Primavera,
de aliento fecundo,
se ríe de todas
las penas del mundo...
No cree al que le hable
de las vidas ruines.
¿Cómo va a entenderlas
entre los jazmines?
¿Cómo va a entenderlas
junto a las fuentes
de espejos dorados
y cantos ardientes?
De la tierra enferma
en las hondas grietas,
enciende rosales
de rojas piruetas.
Pone sus encajes,
prende sus verduras,
en la piedra triste
de las sepulturas...
Doña Primavera
de manos gloriosas,
haz que por la vida
derramemos rosas:
Rosas de alegría,
rosas de perdón,
rosas de cariño
y de abnegación.
( Gabriela Mistral )
BIOGRAFIA PABLO NERUDA
Neftalí Ricardo Reyes Basualto, su nombre verdadero, nace el 12 de julio de 1904, en el pueblo de Parral, Séptima Región de Chile; siendo aun muy pequeño su familia se traslada a la ciudad de Temuco, allí realiza sus primeros estudios, incluso realiza sus estudios secundarios en el Liceo de Hombres de Temuco. También publica sus primeros trabajos literarios en el periódico local "La mañana ",así como en distintas publicaciones de la zona.
sábado, septiembre 19
POEMA VEINTE
Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos».
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
BIOGRAFIA MANUEL ROJAS
Este destacado escritor de padres chilenos, nació en Buenos Aires un 8 de enero de 1896. Su temprana aficción por las letras lo llevó a trabajar en los diarios Los Tiempos y Las Ultimas Noticias bajo el seudónimo de Pedro Norte y además realizó crítica literaria en Noticias de Ultima Hora.
viernes, septiembre 18
jueves, septiembre 17
EL VASO DE LECHE
AFIRMADO en la barandilla de estribor, el marinero parecía esperar a alguien. Tenía en la mano izquierda un envoltorio de papel blanco, manchado de grasa en varias partes. Con la otra mano atendía la pipa.
... Entre unos vagones apareció un joven delgado; se detuvo un instante, miró hacia el mar y avanzó después, caminando por la orilla del muelle con las manos en los bolsillos, distraído o pensando.
... Cuando pasó frente al barco, el marinero le gritó en inglés:
... -I say; look here! (¡Oiga, mire!)
... El joven levantó la cabeza, y, sin detenerse, contestó en el mismo idioma:
... - Hallo! What? (¡Hola! ¿Qué?)
... -Are you hungry? (¿Tiene hambre?)
... Hubo un breve silencio, durante el cual el joven pareció reflexionar y hasta dio un paso más corto que los demás, como para detenerse; pero al fin dijo, mientras dirigía al marinero una sonrisa triste:
... -No, I am not hungry. Thank you, sailor. (No, no tengo hambre. Muchas gracias, marinero.)
... -Very well. (Muy bien.)
... Sacóse la pipa de la boca el marinero, escupió y colocándosela de nuevo entre los labios, miró hacia otro lado. El joven, avergonzado de que su aspecto despertara sentimientos de caridad, pareció apresurar el paso, como temiendo arrepentirse de su negativa.
... Un instante después, un magnífico vagabundo, vestido inverosímilmente de harapos, grandes zapatos rotos, larga barba rubia y ojos azules, pasó ante el marinero, y éste, sin llamarlo previamente, le gritó:
... -Are you hungry?
... No había terminado aún su pregunta, cuando el atorrante, mirando con ojos brillantes el paquete que el marinero tenía en las manos, contestó apresuradamente:
... -Yes, sir, I am very much hungry! (¡Si, señor, tengo harta hambre!)
... Sonrió el marinero. El paquete voló en el aire y fue a caer entre las manos ávidas del hambriento. Ni siquiera dio las gracias, y abriendo el envoltorio calentito aún, sentóse en el suelo, restregándose las manos alegremente al contemplar su contenido. Un atorrante de puerto puede no saber inglés, pero nunca se perdonaría no saber el suficiente como para pedir de comer a uno que habla ese idioma.
... El joven que pasara momentos antes, parado a corta distancia de allí, presenció la escena.
... El también tenía hambre. Hacía tres días justos que no comía, tres largos días. Y más por timidez y vergüenza que por orgullo, se resistía a pararse delante de las escalas de los vapores, a las horas de comida, esperando de la generosidad de los marineros algún paquete que contuviera restos de guisos y trozos de carne. No podía hacerlo, no podría hacerlo nunca. Y cuando, como en el caso reciente, alguno le ofrecía sus sobras, las rechazaba heroicamente, sintiendo que la negativa aumentaba su hambre.
... Seis días hacía que vagaba por las callejuelas y muelles de aquel puerto. Lo había dejado allí un vapor inglés procedente de Punta Arenas, puerto en donde había desertado de un vapor en que servía como muchacho de capitán. Estuvo un mes allí, ayudando en sus ocupaciones a un austriáco pescador de centollas, y en el primer barco que pasó hacia el norte embarcóse ocultamente.
... Lo descubrieron al día siguiente de zarpar y enviáronlo a trabajar en las calderas. En el primer puerto grande que tocó el vapor lo desembarcaron, y allí quedó, como un fardo sin dirección ni destinatario, sin conocer a nadie, sin un centavo en los bolsillos y sin saber trabajar en oficio alguno.
... Mientras estuvo allí el vapor, pudo comer, pero después... La ciudad enorme, que se alzaba más allá de las callejuelas llenas de tabernas y posadas pobres, no le atraía; parecíale un lugar de esclavitud, sin aire, obscura, sin esa grandeza amplia del mar, y entre cuyas altas paredes y calles rectas la gente vive y muere aturdida por un tráfago angustioso.
... Estaba poseído por la obsesión del mar, que tuerce las vidas más lisas y definidas como un brazo poderoso una delgada varilla. Aunque era muy joven había hecho varios viajes por las costas de America del Sur, en diversos vapores, desempeñando distintos trabajos y faenas, faenas y trabajos que en tierra casi no tenían aplicación.
... Después que se fue el vapor, anduvo y anduvo, esperando del azar algo que le permitiera vivir de algún modo mientras tomaba sus canchas familiares; pero no encontró nada. El puerto tenía poco movimiento y en los contados vapores en que se trabajaba no lo aceptaron.
... Ambulaban por allí infinidades de vagabundos de profesión; marineros sin contrata, como él, desertados de un vapor o prófugos de algún delito; atorrantes abandonados al ocio, que se mantienen de no se sabe qué, mendigando o robando, pasando los días como las cuentas de un rosario mugriento, esperando quién sabe qué extraños acontecimientos, o no esperando nada, individuos de las razas y pueblos más exóticos y extraños, aun de aquellos en cuya existencia no se cree hasta no haber visto un ejemplar vivo.
... Caminando, fue a dar delante de un vapor que había llegado la noche anterior y que cargaba trigo. Una hilera de hombres marchaba, dando la vuelta, al hombro los pesados sacos, desde los vagones, atravesando una planchada, hasta la escotilla de la bodega, donde los estibadores recibían la carga.
... Estuvo un rato mirando hasta que atrevióse a hablar con el capatáz, ofreciéndose. Fue aceptado y animosamente formó parte de la larga fila de cargadores.
... Durante el primer tiempo de la jornada, trabajó bien; pero después empezó a sentirse fatigado y le vinieron vahídos, vacilando en la planchada cuando marchaba con la carga al hombro, viendo que a sus pies la abertura formada por el costado del vapor y el murallón del muelle, en el fondo de la cual, el mar, manchado de aceite y cubierto de desperdicios, glogloteaba sordamente.
... A la hora de almorzar hubo un breve descanso y en tanto que algunos fueron a comer en los figones cercanos y otros comían lo que habían llevado, él se tendió en el suelo a descansar, disimulando su hambre.
... Terminó la jornada completamente agotado, cubierto de sudor, reducido ya a lo último. Mientras los trabajadores se retiraban, se sentó en unas bolsas acechando al capataz, y cuando se hubo marchado el último, acercóse a él y confuso y titubeante, aunque sin contarle lo que le sucedía, le preguntó si podían pagarle inmediatamente o si era posible conseguir un adelanto a cuenta de lo ganado.
... Contestóle el capataz que la costumbre era pagar al final del trabajo y que todavía sería necesario trabajar el día siguiente para concluir de cargar el vapor. ¡Un día más! Por otro lado, no adelantaban un centavo.
... -Pero -le dijo-, si usted necesita, yo podría prestarle unos cuarenta centavos... No tengo más.
... Le agradeció el ofrecimiento con una sonrisa angustiosa y se fue.
... Le acometió entonces una desesperación aguda. ¡Tenía hambre, hambre, hambre! Un hambre que lo doblegaba como un latigazo; veía todo a través de una niebla azul y al andar vacilaba como un borracho. Sin embargo, no habría podido quejarse ni gritar, pues su sufrimiento era obscuro y fatigante; no era dolor, sino angustia sorda, acabamiento; le parecía que estaba aplastado por un gran peso.
... Sintió de pronto como una quemadura en las entrañas, y se detuvo. Se fue inclinando, inclinando, doblándose forzadamente como una barra de hierro, y creyó que iba a caer. En ese instante, como si una ventana se hubiera abierto ante él, vio su casa, el paisaje que se veía desde ella, el rostro de su madre y el de sus hermanas, todo lo que él quería y amaba apareció y desapareció ante sus ojos cerrados por la fatiga... Después, poco a poco, cesó el desvanecimiento y se fue enderezando, mientras la quemadura se enfriaba despacio. Por fin se irguió, respirando profundamente. Una hora más y caería al suelo.
... Apuró el paso, como huyendo de un nuevo mareo, y mientras marchaba resolvió ir a comer a cualquier parte, sin pagar, dispuesto a que lo avergonzaran, a que le pegaran, a que lo mandaran preso, a todo; lo importante era comer, comer, comer. Cien veces repitió mentalmente esta palabra: comer, comer, comer, hasta que el vocablo perdió su sentido, dejándole una impresión de vacío caliente en la cabeza.
... No pensaba huir; le diría al dueño: "Señor, tenía hambre, hambre, hambre, y no tengo con qué pagar... Haga lo que quiera".
... Llegó hasta las primeras calles de la ciudad y en una de ellas encontró una lechería. Era un negocito muy claro y limpio, lleno de mesitas con cubiertas de mármol. Detrás de un mostrador estaba de pie una señora rubia con un delantal blanquísimo.
... Eligió ese negocio. La calle era poco transitada. Habría podido comer en uno de los figones que estaban junto al muelle, pero se encontraban llenos de gente que jugaba y bebía.
... En la lechería no había sino un cliente. Era un vejete de anteojos, que con la nariz metida entre las hojas de un periódico, leyendo, permanecía inmóvil, como pegado a la silla. Sobre la mesita había un vaso de leche a medio consumir.
... Esperó que se retirara, paseando por la acera, sintiendo que poco a poco se le encendía en el estómago la quemadura de antes, y esperó cinco, diez, hasta quince minutos. Se cansó y paróse a un lado de la puerta, desde donde lanzaba al viejo unas miradas que parecían pedradas.
... ¡Qué diablos leería con tanta atención! Llegó a imaginarse que era un enemigo suyo, el cual, sabiendo sus intenciones, se hubiera propuesto entorpecerlas. Le daban ganas de entrar y decirle algo fuerte que le obligara a marcharse, una grosería o una frase que le indicara que no tenía derecho a permanecer una hora sentado, y leyendo, por un gasto tan reducido.
... Por fin el cliente terminó su lectura, o por lo menos la interrumpió. Se bebió de un sorbo el resto de leche que contenía el vaso, se levantó pausadamente, pagó y dirigióse a la puerta. Salió; era un vejete encorvado, con trazas de carpintero o barnizador.
... Apenas estuvo en la calle, afirmóse los anteojos, metió de nuevo la nariz entre las hojas del periódico y se fue, caminando despacito y deteniéndose cada diez pasos para leer con más detenimiento.
... Esperó que se alejara y entró. Un momento estuvo parado a la entrada, indeciso, no sabiendo dónde sentarse; por fin eligió una mesa y dirigióse hacia ella; pero a mitad de camno se arrepintió, retrocedió y tropezó en una silla, instalándose después en un rincón.
... Acudió la señora, pasó un trapo por la cubierta de la mesa y con voz suave, en la que se notaba un dejo de acento español, le preguntó:
... -¿Qué se va usted a servir?
... Sin mirarla, le contestó:
... -Un vaso de leche.
... -¿Grande?
... -Sí, grande.
... -¿Solo?
... -¿Hay bizcochos?
... -No; vainillas.
... -Bueno, vainillas.
... Cuando la señora se dio vuelta, él se restregó las manos sobre las rodillas, regocijado, como quien tiene frío y va a beber algo caliente.
... Volvió la señora y colocó ante él un gran vaso de leche y un platillo lleno de vainillas, dirigiéndose después a su puesto detrás del mostrador.
... Su primer impulso fue el de beberse la leche de un trago y comerse después las vainillas, pero en seguida se arrepintió; sentía que los ojos de la mujer lo miraban con curiosidad. No se atrevía a mirarla; le parecía que, al hacerlo, conoceria su estado de ánimo y sus propósitos vergonzosos y él tendría que levantarse e irse, sin probar lo que había pedido.
... Pausadamente tomó una vainilla, humedeciéndola en la leche y le dio un bocado; bebió un sorbo de leche y sintió que la quemadura; ya encendida en su estómago, se apagaba y deshacía. Pero, en seguida, la realidad de su situación desesperada surgió ante él y algo apretado y caliente subió desde su corazón hasta la garganta; se dio cuenta de que iba a sollozar, a sollozar a gritos, y aunque sabía que la señora lo estaba mirando, no pudo rechazar ni deshacer aquel nudo ardiente que se estrechaba más y más. Resistió, y mientras resistía, comió apresuradamente, como asustado, temiendo que el llanto le impidiera comer. Cuando terminó con la leche y las vainillas se le nublaron los ojos y algo tibio rodó por su nariz, cayendo dentro del vaso. Un terrible sollozo lo sacudió hasta los zapatos.
... Afirmó la cabeza en las manos y durante mucho rato lloró, lloró con pena, con rabia, con ganas de llorar, como si nunca hubiera llorado.
... -Llore, hijo, llore...
... Una nueva ola de llanto le arrasó los ojos y lloró con tanta fuerza como la primera vez, pero ahora no angustiosamente, sino con alegría, sintiendo que una gran frescura lo penetraba, apagando eso caliente que le había estrangulado la garganta. Mientras lloraba, parecióle que su vida y sus sentimientos se limpiaban como un vaso bajo un chorro de agua, recobrando la claridad y firmeza de otros días.
... Cuando pasó el acceso de llanto, se limpió con su pañuelo los ojos y la cara, ya tranquilo. Levantó la cabeza y miró a la señora, pero ésta no le miraba ya, miraba hacia la calle, a un punto lejano, y su rostro estaba triste.
... En la mesita, ante él, había un nuevo vaso lleno de leche y otro platillo colmado de vainillas; comió lentamente, sin pensar en nada, como si nada le hubiera pasado, como si estuviera en su casa y su madre fuera esa mujer que estaba detrás del mostrador.
... Cuando terminó ya había obscurecido y el negocio se iluminaba con la bombilla eléctrica. Estuvo un rato sentado, pensando en lo que le diría a la señora al despedirse, sin ocurrírsele nada oportuno.
... Al fin se levantó y dijo simplemente:
... -Muchas gracias, señora; adiós...
... -Adiós, hijo... -le contestó ella.
... Salió. El viento que venía del mar refrescó su cara, caliente aún por el llanto. Caminó un rato sin dirección, tomando después por una calle que bajaba hacia los muelles. La noche era hermosísima y grandes estrellas aparecían en el cielo de verano.
... Pensó en la señora rubia que tan generosamente se había conducido, e hizo propósitos de pagarle y recompensarla de una manera digna cuando tuviera dinero; pero estos pensamientos de gratitud se desvanecían junto con el ardor de su rostro, hasta que no quedó ninguno, y el hecho reciente retrocedió y se perdió en los recodos de su vida pasada.
... De pronto se sorprendió cantando algo en voz baja. Se irguió alegremente, pisando con firmeza y decisión.
... Llegó a la orilla del mar y anduvo de un lado para otro, elásticamente, sintiéndose rehacer, como si sus fuerzas anteriores, antes dispersas, se reunieran y amalgamaran sólidamente.
... Después la fatiga del trabajo empezó a subirle por las piernas en un lento hormigueo y se sentó sobre un montón de bolsas.
... Miró el mar. Las luces del muelle y las de los barcos se extendían por el agua en un reguero rojizo y dorado, temblando suavemente. Se tendió de espaldas, mirando el cielo largo rato. No tenía ganas de pensar, ni de cantar, ni de hablar. Se sentía vivir, nada más.
... Hasta que se quedó dormido con el rostro vuelto hacia el mar
( Manuel Rojas - Texto completo )