Era otro demo más alojado en las oficinas de una disquera. Otro
intento de un grupo novato que parecía extraviarse sin destino. En 2009,
los hermanos Italo (30) y Enzo (28) Vásquez llegaron hasta el sello
Feria Music para entregarlesa sus directivos un disco con su primer
single, Tú me haces falta. El portazo fue casi inmediato. "No nos
pescaron mucho", ilustra el mayor. Hasta que, casi un año más tarde,
una breve pero efectiva aparición en el matinal Buenos Días a todos
-con un álbum ya editado de manera independiente y una creciente fama
curtida entre fiestas y eventos regionales- hizo que el llamado viniera
de vuelta.
Ahora, los propios ejecutivos de la discográfica querían distribuir
su título e integrarlos al sello que ha impulsado los fenómenos de
Américo y La Noche, los últimos remezones de popularidad en el
cancionero local. De algún modo, es la ruta inaugurada por Los Vasquez:
la banda que lideran dos hermanos de Coyhaique, junto a otros seis
músicos de acompañamiento, es hoy el último gran suceso de la música
chilena y el grupo que más álbumes ha vendido durante esta temporada. Su
primer trabajo se editó en agosto del año pasado y ya vendió 10 mil
copias, alcanzando el estatus de Disco de Oro. Durante esta semana, la
producción lideró el ranking de ventas de Feria Mix, empresa que
representa el 80% del mercado local.
Todo con un título que despierta prejuicios y arruga narices, pero
que encarna la vieja tradición de melodías concebidas en el sur
profundo, ajenas a la oficialidad santiaguina: Contigo pop y cebolla.
De hecho, mientras otros grupos ilustran su propuesta con letras en
llamas o colores distintivos, el símbolo del conjunto es una cebolla con
forma de corazón. "Es que hacemos pop cebolla y nos sentimos muy
orgullosos de eso. Ahora, ¿cómo definiríamos pop cebolla?", interroga
Enzo Vásquez a su hermano. El, sentado en el patio del estudio donde
trabajan en Ñuñoa, define: "Es una mezcla de ritmos populares, como la
cumbia, el reggaetón, la bachata o el bolero, matizado con letras que
hablan de amor y desamor, con historias que te rompen el alma. No sé si
era un estilo que hacía falta, pero nos dimos cuenta que había un
espacio ahí que vinimos a ocupar, pero que siempre nos gustó y que jamás
olvidamos. Era parte nuestra. Y no como placer culpable".
Atípicos y sureños
Nacidos en Coyhaique y crecidos en distintos pueblos australes debido
a la labor aeronáutica de su padre, los hermanos Vásquez se formaron
escuchando las rancheras que musicalizaban su vida familiar. Levantaron
un dúo que animaba las fiestas colegiales y que proyectaban como su más
seguro destino laboral. Hasta que el liceo terminó y llegó la hora de
decidir: Italo se fue a estudiar Ingeniería Forestal a Talca, pero se
arrepintió al primer año y prefirió instruirse como operador de tránsito
aéreo. Enzo siguió el camino trazado desde su infancia y se fue a
estudiar música docta a la Universidad Católica de Santiago. Ambos en
veredas opuestas. "Durante años creímos que no resultaría nuestro
proyecto, aunque siempre queríamos volver a él", recuerda el menor. El
primogénito consiguió trabajo en la torre de control del aeropuerto de
Pudahuel, pero seguía escribiendo canciones mientras coordinaba los
aterrizajes y hasta llevaba su guitarra para ejercitar en sus ratos
libres.
En 2009 decidieron formalizar todo. Se unieron para trabajar de
manera más constante y reclutaron a una serie de músicos cercanos para
armar su grupo de acompañamiento, los que aportarían un sonido anclado
en el acordeón, las trompetas y las percusiones.
Grabaron el single que deambuló sin mayor aceptación en sellos
locales, pero que forjó un creciente ejército de fanáticos que los
seguía desde sus días en Coyhaique. Luego registraron de manera
autodidacta, en el estudio ñuñoíno conseguido por su actual mánager, un
disco de 16 canciones que empezaron a promocionar a través de Facebook y
en pequeños eventos de regiones. Algunas radios capitalinas de corte
popular pusieron oído a sus composiciones y las sumaron a su
programación. Hasta que el telefonazo de Feria Music para licenciar su
álbum los hizo debutar en el mercado más oficial, con singles como Miénteme una vez, Estás con otro y Te amaré en clandestinidad.
"Todo nuestro rápido despegue se lo debemos a la gente. Teníamos
mucho público y hasta un fans club antes de editar el disco o sonar en
la FM", explica Italo. Ante el creciente éxito, el músico abandonó hace
tres meses su trabajo en el aeropuerto para concentrarse exclusivamente
en su grupo. Su camarada se graduó como intérprete docto, pero no volvió
más a la UC y hoy fantasea con la reacción que alguno de sus profesores
de música contemporánea pueda tener al mirarlo por TV. "Quizás qué
dirán", se pregunta Vásquez.
Aún se manejan con cierta independencia, han rechazado ir a programas
de espíritu farandulero y tampoco los impacienta el cliché más
predecible para un artista chileno en ascenso: la consagración en el
Festival de Viña. Italo se hace cargo: "Ahora estamos focalizados en
otra cosa: nutrirnos de la mayor cantidad de escenarios en todo Chile.
Cuando ya tengamos un par de discos en el hombro y una carrera,
pensaremos en Viña, pero nos falta mucho todavía".
Efectivamente, están focalizados en otras metas. Por ejemplo, quieren
componer una canción contra HidroAysén, tema que les llega de cerca al
nacer y crecer en la zona donde se construirán las centrales
hidroeléctricas. "Hemos ido a protestas y lo sentimos como un tema
propio, porque es una zona completamente olvidada de la que sólo ahora
se acordaron. Además, para sacarle cierto provecho", reclama Enzo.
Aparte del flirteo con canciones de cierto filo combativo, Los
Vásquez planean para mitad de año grabar su primer DVD en vivo, aunque
fuera de Santiago. "Nuestra idea es descentralizar. Ya tenemos el sur,
ahora queremos tener éxito en el norte y después, al final, queremos
hacer algo grande en Santiago. O sea, todo al revés del resto", traza
Italo, como un plan de conquista. "Es que somos una banda atípica",
remata su hermano.
(Fuente: "La Tercera", del domingo 29 de Mayo 2011, articulo escrito por Claudio Vergara.)
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