Al contrario de algunas teorías, Murphy NO ES el policía tipo colador que terminó trabajando como Robocop después de unos cuantos arreglos.
Después de una larga investigación, se ha podido determinar (no con certeza, pero sí con porfía) que Murphy fue un trabajador de una planta conservera de atunes ubicada en el puerto de Hamburgo, Alemania. Murphy desarrolló gran afición por la grasa de morsa tibetana, lo cual lo llevó a la obesidad.
Cuando la obesidad empezó a causarle problemas de estreñimiento, cansancio, fatiga, distemper y gripe aviar, Murphy empezó a intentar varios métodos para adelgazar. Primero intentó las dietas, tales como la Dieta del Lagarto, la Dieta de La Iguana y la Dieta de la Hormiga, pero a pesar de sus esfuerzos no lograba bajar de peso. Su problema con las dietas era que aunque ponía toda su fuerza de voluntad, no faltaba la morsa que se cruzaba en su camino y él volvía a caer. Fue así como escribió en un cuaderno, para no olvidarse, una idea que desarrollaría más adelante: Si algo puede fallar, fallará.
Después de eso intentó la liposucción en una clínica de Alemania, pero en medio de la operación el cirujano, un checoslovaco guatemalteco de ascendencia maorí, sufrió un infarto pasando a llevar en su caída el cateter que extraía la grasa del cuerpo de Murphy. Murphy sobrevivió pero el equipo médico murió ahogado en grasa. Murphy tuvo que pagar la operación y los funerales del equipo médico porque la póliza que firmó estaba en alemán y además era un seguro contra incendios. Fue así que Murphy anotó una idea complementaria en el mismo cuaderno: Si varias cosas pueden fallar, fallará la que cause el daño más grave posible.
Murphy, sin dinero, sin grasa y sin morsas, empezó a vagar por el mundo disvariando variaciones de ambas ideas; luego se unió a un grupo de desadaptados con los cuales cruzó a nado el Atlántico en busca de nuevas oportunidades, hasta llegar a Groenlandia donde empezó a vender abrigos de piel de foca, siendo expulsado por los esquimales locales que alegaron competencia desleal.
Murphy llegó de esa forma a Alaska, y de ahí se fue caminando hasta un pequeño poblado conocido entonces como Nueva Amsterdam; pero dos días después de su llegada los locales decidieron cambiarle el nombre a la ciudad por el de New York, justo cuando Murphy ya había informado por messenyer a todos sus contactos que su dirección quedaba en Nueva Amsterdam.
Cansado de que el destino le cargara tanto los dados, Murphy decidió poner fin a sus días, para lo cual se colgó de un puente, mas no se dio cuenta que la cuerda era elástica, se le enredó en los zapatos y fue como descubrió el Salto en Bunggee; luego intentó cortarse las venas, pero no encontrando cuchillo disponible debido al gran aumento de la poblacion de Emos a nivel mundial, trató de utilizar su fiel cortauñas sin lograr más daño que sus sangrantes cutículas; luego de eso tomó una botella que decía "Cloro" y la bebió, pero resultó que el Cloro había sido vaciado y en realidad era Red Bull.
Poco después Murphy, sin dinero y sin nada más que su propia vida de la cual tampoco podía disponer, tomó su viejo cuaderno y escribió: "Mis leyes...", momento en el cual le vino un infarto al suyocardio y murió instantáneamente.
Un físico que iba pasando descubrió el cadáver y luego de registrarlo cogió el cuaderno, el cortauñas y el Red Bull y se marchó cantando desafina'o un coro que aqui les traigo...perdón, me distraje. El asunto es que el físico encontró las anotaciones de Murphy, le hizo sus aportaciones propias y las publicó bajo el nombre de "las Leyes de Murphy", el cual fue un éxito de ventas y lo sigue siendo.
Las dos anotaciones de Murphy son esas, el resto fueron agregadas con los años, fueron siendo reinterpretadas, ejemplificadas y aumentadas. No se sabe si Murphy fue en realidad un existencialista, un dermatólogo, un alquimista o una víctima del destino, pero lo que sí sabemos es que la adicción a las hamburguesas puede llevarnos a la locura.
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