Comparto con ustedes el texto completo de una carta del jefe Seattle de la tribu Suwamish, dirigida al persidente de los Estados Unidos Franklin Pierce.
El presidente envia en 1854 una oferta al jefe Seattle, para comprarle los territorios del noroeste de los Estados Unidos que hoy forman el estado de Washington. A cambio, promete crear una "reservacion" para el pueblo indigena. El jefe Seattle responde en 1855.
El jefe Seattle nacio en 1786, murio en 1866 a los 80 años de edad, un año despues de que la ciudad que lleva su nombre aprobara una ley por la cual se declaraba ilegal que los indios viviesen en ella.
Fue un gran orador y habil diplomatico.
" EL GRAN JEFE EN WASHINGTON manda decir que desea comprar nuestras tierras. El Gran Jefe tambien nos envia palabras de amistad y buena voluntad. Apreciamos esta gentileza porque sabemos que poca falta le hace, en cambio, nuestra amistad. Vamos a considerar su oferta, pues sabemos que, de no hacerlo, el hombre blanco podra venir con sus armas de fuego y tomarse nuestras tierras. El Gran Jefe en washington podra confiar en lo que dice Seattle con la misma certeza con que nuestros hermanos blancos podran confiar en la vuelta de las estaciones. Mis palabras son inmutables como las estrellas.
¿ Como podeis comprar o vender el cielo, el calor de la tierra ? Esta idea nos parece extraña. No somos dueños de la frescura del aire ni del centelleo del agua. ¿ Como podriais comprarlos a nosotros ? Lo decidiremos oprtunamente. Habeis de saber que cada particula de esta tierra es sagrada para mi pueblo. Cada hoja resplandeciente, cada playa arenosa, cada neblina en el oscuro bosque, cada claro y cada insecto con su zumbido son sagrados en la emmoria y la experiencia de mi pueblo.
La savia que circula en los arboles porta las memorias del hombre de piel roja. Los muertos del hombre blanco se olvidan de su tierra natal cuando se van a caminar por las estrellas. Nuestros muertos jamas olvidan esta hermosa tierra porque ella es la madre del hombre de piel roja. Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las fragantes flores son nuestras hermanas; el venado, el caballo, el aguila majestuosa son nuestros hermanos. Las crestas rocosas, las savias de las praderas, el calor corporal del potrillo y el hombre, todos pertenecen a la misma familia.
Por eso, cuando el Gran Jefe en Washington manda decir que desea comprar nuestras tierras, es mucho lo que pide. El Gran Jefe manda decir que nos reservara un lugar para que podamos vivir comodamente entre nosotros, seremos sus hijos. Por eso consideraremos su oferta de comprar nuestras tierras. Mas ello no sera facil porque estas tierras son sagradas para nosotros. El agua centelleante que corre por los rios y esteros no es meramente agua, sino la sngre de nuestros antepasados. Si os vendemos estas tierras, tendreis que recordar que ellas son sagradas y debereis enseñar a vuestros hijos que lo son y que cada reflejo fantasmal en las aguas claras de los lagos habla de acontecimientos y recuerdos de la vida de mi pueblo. El murmullo del agua es la voz del padre, de mi padre.
Los rios son nuestros hermanos, ellos calman nuestra sed. Los rios llevan nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos. Si os vendemos nuestras tierras, debereis recordar y enseñar a vuestros hijos que los rios son nuestros hermanos y hermanos de vosotros; debereis en adelante dar a los rios el trato bondadoso que dariais a cualquier hermano.
Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestra manera de ser. Le da lo mismo un pedazo tierra que el otro porque el es un extraño que llega en la noche a sacar de la tierra lo que necesita. La tierra no es su hermana sino su enemiga. Cuando la ha conquistado la abndona y sigue su camino. Deja atras de el las sepulturas de sus padres sin que le importe. Olvida la sepultura de sus padres sin que les importe. Olvida la sepultura de su madre, la tierra, y de su hermano el cielo, como si fueran cosas que se pueden comprar, saquear y vender, como si fueran corderos y cuentas de vidrio.
Su insaciable apetito devorara la tierra y dejara tras si solo un dsierto. No lo comprendo. Nuestra manera de ser es diferente de la vuestra. La vista de vuestras ciudades hace doler los ojos al hombre de piel roja es un salvaje y no comprendeesas cosas. No hay ningun lugar tranquilo en las ciudades del hombre blanco, ningun lugar donde pueda escucharse el desplegarse de las hojas en primavera o el rozar de las alas de un insecto. Pero quiza sea asi porque soy un salvaje y no puedo comprender esas cosas. El ruido de la ciudad parece insultar los oidos. ¿ Y que clase de vida es cuando el hombre no es capaz de escuchar el solitario grito de la garza o la discusion nocturna de las ranas alrededor de la laguna ? Soy un hombre de piel roja y no lo comprendo; los indios preferimos el suave sonido del viento que acaricia la cara del lago y el olor del mismo viento, purificado por la lluvia del mediodia, o perfumado por la fragancia de los pinos.
El aire es algo preciosos para el hombre de piel roja porque todas las cosas comparten el mismo aliento; el animal, el arbol y el hombre. El hombre blanco parece no sentir el aire que respira. Al igual que un hombre muchos dias agonizante, se ha vuelto insensible al hedor. Mas, si os vendemos nuestras tierras, debeis recordar que si el aire es precioso para nosotros, que el aire comparte su espiritu con toda la vida que sustenta, y, si os vendemos nuestras tierras, debeis dejarlas aparte y mantenerlas sagradas como un lugar al cual podra llegar incluso el hombre blanco a saborear el viento dulcificado por las flores de la pradera.
Consideraremos vuestra oferta de comprar nuestras tierras. Si decidimos aceptarla, pondre una condicion: que el hombre blanco debera tratar a los animales de estas tierras como hermanos. Soy un salvaje y no comprendo otro modo de conducta. He visto miles de bufalos pudriendose sobre las praderas, abandonados alli por el hombre blanco que les disparo desde un tren en marcha. Soy un salvaje y no comprendo como el humeante caballo de vapor puede ser mas importante que el bufalo al que matamos para poder vivir. Si todos los animales desaparecieran, el hombre moriria de una gran soledad de espiritu.
Porque todo lo que ocurre a los animales pronto habra de ocurrirle tambien al hombre, todas las cosas estan relacionadas entre si.
Vosotros debeis enseñar a vuestros hijos que el suelo vajo sus pies es la ceniza de sus abuelos. Para que respeten la tierra, debeis decir a vuestros hijos que la tierra esta plena de la vida de nuestros antepasados. Debeis enseñar a vbuestros hijos lo que nosotros hemos enseñado a los nuestros: que la tierra es nuestra madre: Todo lo que afecte a la tierra, afecta a los hijos de la tierra. Cuando los hombres escupen el suelo, se escupen a si mismos.
Esto lo sabemos: la tierra no pertenece al hombre, sino que el hombre pertenece a la tierra. El hombre no ha tejido la red de la vida: es solo una hebra de ella. Todo lo que haga a la red se lo hara a si mismo. Lo que ocurre a la tierra ocurrira a los hijos de la tierra. Lo sabemos. Todas las cosas estan relacionadas como la sangre que une a una familia.
Aun el hombre blanco, cuyo Dios se pasea con el de amigo a amigo, no puede estarexento del sentido comun. Quizas seamos hermanos, despues de todo. Lo veremos. sabemos algo que el hombre blanco tal vez descubra algun dia: que nuestro Dios es su mismo Dios. Ahora pensais que sois dueños de El, tal como deseais ser dueños de nuestras tierras: pero no podreis serlo . El es el Dios de la humanidad y su compasion es igual para el hombre de piel roja que para el hombre blanco. Esta tierra es preciosa para El y el causarle daño significa mostrar desprecio hacia su Creador. Los hombres blancos tambien pasaran, tal vez antes que las demas tribus. Si contaminais vuestra cama, morireis alguna noche sofocados por vuestros propios desperdicios. Pero aun en vuestra hora final os sentireis iluminados por la idea de que Dios os trajo a estas tierras y os dio el dominio sobre ellas y sobre el hombre de piel roja con algun proposito especial. Tal destino es un misterio para nosotros porque no comprendemos lo que sera cuando los bufalos hayan sido exterminados, cuando los caballos salvajes hayan sido domados, cuando los reconditos rincones de los bosques exhalen el olor a muchos hombres y cuando la vista hacia las verdes colinas este cerrada por un enjambre de alambres parlantes.
¿ Donde esta el espeso bosque ? Desaparecio. ¿ Donde esta el aguila ? Desaparecio. Asi termina la vida y comienza el sobrevivir."
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